Todos sabemos que los signos de interrogación sirven para indicar una pregunta cuando estamos escribiendo y que, por tanto, debe leerse con entonación interrogativa, y que los signos de exclamación hacen lo mismo pero para expresar sorpresa, súplica, alegrÃa, deseo o mandato y que debe leerse con más énfasis y alzando la voz. Pero, ¿sabÃas que el español es el único idioma con signos de interrogación y exclamación dobles? Y eso nos hace absolutamente únicos.
En el español los signos de interrogación y exclamación se colocan tanto al final como al principio de la frase, algo que no ocurre ni en el inglés, ni en el francés, ni en el alemán, por citar algunos ejemplos. Por eso, los signos «¿» y «¡» solamente se usan en nuestro idioma. ¿Quieres saber por qué? Hoy, en Salminter, te explicamos cuál es el motivo de que el español sà los tenga y el resto de idiomas no.
El origine de los signos de interrogación y exclamación dobles: siglo XVIII
El signo de exclamación ya podemos encontrarlo en los manuscritos latinos de la Edad Media y el de interrogación se lo debemos a los carolingios, la dinastÃa francesa que dominó el occidente de Europa entre los siglos VIII y X. Lo más curioso es que en sus orÃgenes, estos dos signos únicamente se usaban al terminar la frase. TardarÃan bastante tiempo en empezar a usarse en la apertura de las frases.
El signo de interrogación inicial no harÃa su irrupción hasta mediados del siglo XVIII, en la segunda edición de la OrtografÃa de la Real Aacademia de la Lengua. Durante mucho tiempo, los académicos de la lengua estuvieron debatiendo sobre si debÃan incluirse al principio de la frase y llegaron a la conclusión de que el signo al final de la frase no era suficiente, especialmente cuando se trataba de frases largas.
Para ello, se tomó en consideración, además del uso que tiene al final de la oración, las cláusulas largas y los periodos en los que es preciso indicar el sentido y el tono de la frase para que pueda leerse correctamente. Para diferenciarla del signo final, se decidió que irÃa en sentido invertido.
De esta forma, se tomaba una decisión histórica que quedarÃa recogida en la publicación de la OrtografÃa de 1754. No obstante, al principio, solamente se incluyó para oraciones largas, mientras que en la oraciones cortas, se podÃa seguir usando solamente el signo final. El problema es que no se dejaba claro qué era una frase corta y qué era una frase larga. Con lo cual, cada uno lo interpetaba a su antojo. Esto hizo que en 1870 la Real Academia decidiera adoptar los signos de interrogación dobles en la primera edición de su prontuario de ortografÃa de la lengua castellana. Es decir, los signos iniciales debÃan ser usados en todas las frases sin importar su extensión.
Sin embargo, el signo de exclamación tardarÃa un poco más en llegar a los tratados de ortografÃa, siendo denominado al principio como signo de admiración. La primera referencia ortográfica a este signo la encontramos en el Diccionario de 1726. Y en la segunda edición del mismo, en el año 1770, se menciona que desde hacÃa un tiempo se estaba empezando a poner el signo al principio de la frase cuando se daban frases largas.
HabrÃa que esperar hasta la publicación de Diccionario de 1884 para que el signo de exclamación doble se quedara en el español definitivamente. Eso sÃ, no fue hasta el año 2014, en la 23ª edición del diccionario de la Real Academia, cuando el signo pasó a ser llamado signo de exclamación en lugar de signo de admiración. Lo cual vino marcado por el hecho de que varios autores subrayaran que la admiración no es el único sentimiento que puede expresarse con él y que lo que realmente importaba es su tono exclamativo.
La actualidad de los signos de interrogación y exclamación dobles del español
En la actualidad, la Real Academia de la Lengua tiene muy claro cuál es el uso correcto de los signos de interrogación y exclamación dobles. Hace hincapié en que los signos de apertura son caracterÃsticos del español y que no deben suprimirse por imitar a otros idiomas en las que solamente se coloca el signo final. Por eso, escribir «Cómo te llamas?» o «Qué buen dÃa hace!» es incorrecto.
Además, tras los signos de cierre puede colocarse cualquier signo de puntuación, salvo el punto, ya que cuando estos signos terminan una frase, equivalen también al punto de cierre de la frase.
Por otro lado, debes saber que se colocan siempre donde empieza la pregunta o la exclamación, aunque no se corresponda necesariamente con el inicio del enunciado. En ese caso, la interrogación y la exclamación deben iniciarse con minúscula. Por ejemplo: «Pero, ¿qué pasa entonces con la fiesta?».
También se establece que es correcto escribir dos o tres signos de exclamación para hacer mayos énfasis en la entonación exclamativa. Y que pueden combinarse con los de interrogación siempre que los signos de cierre sean simétricos a los de apertura.