Si eres español, seguramente te choque escuchar cómo los latinoamericanos pronuncian las letras Z y C como una S. Y si eres Latinoamericano, te resultará bastante brusco el sonido que hacen los españoles al pronunciarlas. Es verdad que hay regiones de España en las que también ocurre, como en AndalucÃa pero, ¿sabes a qué se debe esta peculiaridad fonética?
Es un fenómeno que ha ocupado a numerosos especialistas intrigados por saber por qué en la tierra en la que nació el castellano la Z y la C se pronuncian diferente a las regiones donde se llevó con la colonización del Nuevo Mundo.
Sobre la pronunciación de la Z, en España han llegado a forjarse incluso leyendas, como la que dice que se extendió para reproducir el ceceo que padecÃa un rey o prÃncipe al hablar. Sin embargo, los expertos no creen que esto sea cierto. Por muy simpática que sea esta leyenda, la realidad es que no cuenta con ningún sustento.
Entre finales del siglo XIX y principios del XX comenzó a ganar fuerza la idea de que en Hispanoamérica de habla diferente a España porque la lengua cambió con la influencia de las lenguas indÃgenas que ya existÃan en el continente antes de la llegada de Colón. Sin embargo, esta teorÃa del lingüista alemán naturalizado chileno Rodolfo Lenztam, tampoco tiene una base cientÃfica fuerte.
La teorÃa más aceptada hoy en dÃa es que los sonidos Z y C del español no desparecieron, simplemente nunca llegaron a pronunciarse en América porque sencillamente nunca llegaron a embarcar. La respuesta la encontramos en el habla de Sevilla. Hay que tener en cuenta que cuando de produjo la colonización de América ya habÃa dos maneras de hablar el castellano: el habla del norte (Castilla) y el habla del sur (AndalucÃa). La cuestión es que en Sevilla, al igual que sucede actualmente, la Z y la C ya se pronunciaban de una manera muy parecida a la S. Y es precisamente esta zona la que se erigió la cabecera de enlace con el Nuevo Mundo, el Puerto de Indias.
El hecho de que la Z y la C se pronunciaran ya en aquel momento como una S está relacionado con el hecho de que se asociara con la población morisca, lo que hacÃa que se vinculara a la persona con un estrato social bajo.
La mayor parte de la primera oleada de colonos que partió para América entre 1493 y 1539 procedÃan de Sevilla y de otras regiones de AndalucÃa, casi un 40%. Mientras que la escritura que triunfó en América fue la del castellano del norte que se hablaba en Madrid, que gozaba de mayor prestigio por ser el lugar donde se encontraba el rey, la Corte y la nobleza, la manera de hablar que se adoptó fue la de Sevilla.
Pero además, hay que tener en cuenta que aquellas personas que querÃa embarcar hacia Las Indias, debÃan pasar un tiempo en Sevilla para arreglar la documentación y prepararse antes de partir, lo que hizo que muchas de ellas se terminaran contagiando del acento sevillano y que acabaran adoptando el seseo en su manera de hablar. Lo que se suma al hecho de pasar varios meses en un barco donde la mayorÃa de gente era sevillana o de otras regiones de AndalucÃa.
No obstante, también se cree que esta pronunciación de la Z y la C como una S pudo responder a una cuestión de practicidad en el Nuevo Mundo. Unificar fonemas hacÃa que aprender español fuera más fácil para los indÃgenas que estaban aprendiendo el nuevo idioma. Obviamente, resultaba más sonoro, más cómodo y más agradable pronunciar una S que una C o una Z. Esto quiere decir que tampoco deberÃamos descartar del todo la teorÃa de que el mundo indÃgena tuviera cierta influencia en el modo de hablar de la sociedad latinoamericana de hoy en dÃa.
En el siglo XIX se dieron algunos intentos en los paÃses que se independizaron de España de diferenciar la pronunciación de la S, la C y la Z, con el argumento de que ayudarÃa a reducir la cantidad de faltas de ortografÃa a la hora de escribir. Sin embargo, estos esfuerzos se quedaron en saco roto, como es evidente en las ciudades latinoamericanas hoy en dÃa.
Es complicado establecer que lo que acabamos de explicar responde realmente a las diferencias en la pronunciación entre España e HispanoamerÃca, ya que no existe tanto trabajo empÃrico realizado hasta la fecha, pero lo que está claro es que no existe una forma correcta o incorrecta de pronunciar la C y la Z. La norma culta en América Latina es pronunciar la Z y la C como una S, algo que es totalmente generalizado porque es lo que hacen los hablantes. Y no olvidemos que son las propias personas las que crean la lengua.