Aunque en la mayor parte de los casos cada paÃs usa una palabra distinta para referirse a un determinado concepto, lo cierto es que todos aluden a los mismo. La cuestión es que hay palabras bastante curiosas como nariz en las que en 1.400 idiomas del planeta esta plabra contiene un sonido de la letra que hace alusión al sentido del olfato.
Pero es solamente uno de los ejemplos mostrados por Morten Christiansen de Cornell University, Estados Unidos, en un estudio llevado a cabo para responder a la pregunta que muchos cientÃficos se hacen desde hace tiempo: ¿Hay elementos en común entre los sonidos de algunas palabras y sus significados en los idiomas de todo el mundo?
Aunque hay recientes estudios que que se empeñan en demostrar que los sonidos que elegimos para determinados conceptos son completamente aleatorios, lo cierto es que la teorÃa tradicional aboga más por la casualidad.
Desde hace un siglo, el suizo Ferdinand de Saussure, uno de los padres de la semántica, ya afirmó que no existe relación entre el sonido y el signififado de las palabras y que no son más que etiquetas arbitrarias.
Sin embargo, el extensivo estudio llevado a cabo por Christiansen, en el que se analizaron cientos de palabras de más de 6.000 idiomas y dialectos distintos de Asia, Europa, América y Australia, demostró lo contrario. Descubrieron que algunas palabras presentan sonidos en común en muchos idiomas, aunque no estén relacionados entre ellos. Una cantidad más elevada de casos de los que se encontrarÃan si fuera una casualidad. Lo que nos lleva a pensar que los sonidos que damos a las palabras no son tan aleatorios como pensábamos.
El estudio de Christiansen se centró sobre todo en aquellas palabras que, a nivel curltural, se consideran importantes en todos los paÃses. Por ejemplo, palabras relacionadas con partes del cuerpo o con fenómenos celestiales. Una de las mayores curiosidades encontradas es que la palabra que se usa para el color rojo, contiene la «r» en muchos idiomas: red, en inglés; rouge, en francés; rot, en alemán; en danés, rød«.
No obstante, hay que tener en cuenta que se trata de ejemplos de lenguas que tienen una raÃz común, ya que todos son europeos y cuentan con un ancestro bastante reciente. Lo realmente sorprendente es que también lo encontraramos en idiomas más alejados, como el mandarÃn o el japonés.
Por esta razón, para llevar a cabo el estudio, los investigadores dividieron el mundo en seis grandes áreas lingüisticas: América del Norte, América del Sur, Eurasia, Australia y Papúa Nueva Guinea con las islas del PacÃfico. Para concluir que una palabra era relevante en cuestiones de relación entre su sonido y su significado, tenÃa que aparecer como mÃnomo en tres de estas macroáreas.
La «M» de mamá
Uno de los sonidos más habituales que se encontró en la mayorÃa de los idiomas de todo el mundo es la letra «I». Pero además de encontró que la palabra para referirse a los senos, suele incluir casi siempre la letra «M» y que esta misma palara también es usada para referirse a la madre. En español, por ejemplo: «mamá / mama».
Aunque, por supuesto, resulta mucho más sencillo encontrar similitudes entre palabras que representan sonidos, como el canto del gallo. «quiriquiquû. Sin embargo, no siempre ocurre. Mientras que en inglés el sonido del cerdo es ‘oink oink‘, en danés es ‘erf erf‘ y en vietnamés, ‘ud id‘. Por eso, aunque se supone que imitan los sonidos que hacen los animales, algunas veces se adaptan a los diferentes idiomas.
En la nariz
¿Cuál es la razón de que haya tantas coincidencias en la palabra nariz sin importar el idioma? Y es que, con esos patrones que se repiten en idiomas que no tienen una raÃz común, seguimos preguntándonos por qué existe esa relación entre el significado y el sonido. En este caso, los cientÃficos abogan por el nuestra propia naturaleza biológica, es decir, por el hecho de que deba haber factores que son comunes a nuestra especie.
El equipo de investigadores también se dio cuenta de que existen algunos sonidos que se tienden a evitar para determinados significados, sobre todo cuando nos referimos a los pronombres. Por ejemplo, en la palabra que cada idioma usa para decir «yo», normalmente no se incluye los sonidos u, p, b, t, s, r ni l. Y para ‘tú’ no se suelen utilizar u, o, p, t, d, q, s, r ni l.
Puedque esté relacionado con la forma en la que percibimos y procesamos la información, de modo que al relacionadr un sonido con un significado concreto, esa relación nos parece más natural para los seres humanos.