Dentro de las actividades que Salamanca organiza para conmemorar el 75 aniversario de la muerte de Miguel de Unamuno se encuentra la exposición de Ignacio Ipiña en la sala Santo Domingo de Salamanca.

Nuestra Escuela Salmínter, una vez más, aprovecha un evento para hacer participes a los alumnos de sus cursos de español de cualquier actividad significativa y así invitar a los alumnos a que formen parte activa de las mismas.

Esta vez, dado que el pintor bilbaíno centra su obra pictórica en paisajes unamunianos, aquellos que Unamuno refleja en sus obras, los estudiantes, después de visitar la exposición han comentado algunos cuadros al hilo del relato que Unamuno refleja en algunas de sus novelas, ensayos o poemas.

Saori Kimura, se fijó en un cuadro de Santiago de Compostela. Ve cierta semejanza con Salamanca en cuanto a ciudad monumental, universitaria, pero sabe distinguir entre ambos, el ambiente más soleado de la ciudad salmantina, el follaje del Plateresco en su piedra arenisca, dificultad que tendría en el granito de Santiago, la tonalidad dorada a diferencia del gris en la ciudad gallega, el ambiente lluvioso y buen empedrado que nos presenta en Santiago.

Michaele Jakl, alumna austriaca también fijó su atención en ese cuadro. Ella no ve Salamanca “dorada” sino blanca-plateada, quizás por el prejuicio que tiene a todo lo que el “oro” representa. Salamanca para ella es blanca y azul por su luminosidad. Añade que no le gustaría vivir en Santiago por su grisáceo lluvioso.

Toshi Shimada, puso su atención en “Las luces del amanecer”, “Caserío familiar en Ceberio”, “Sol de plomo” y “Apocalipsis para una catedral”. Para él, todos están caracterizados por la luz y la sombra. La profundidad que refleja Ignacio Ipiña nos hace adentrar en los cuadros, a veces parece que uno forma parte del propio cuadro invitándote y rechazándote a la vez.

Hiroki Shindo, ha visitado tres de las ciudades más representadas en la exposición: Salamanca, Santiago de Compostela y Bilbao. Pensaba tener ventaja a la hora de verla, pero no fue así. Más que las ciudades están expuestos los recuerdos de su vida en ellas. Resalta sobre todo la niñez en la estrechez de sus calles.

Chihiro Takita, se fijó en el cuadro que forma parte de la portada del folleto de la exposición. Contrasta su visión con la realidad. Fue adueñándose de ella a medida que lo contemplaba. “Del color de la espiga triguera es tu alma Salamanca” le llama la atención el paso del tiempo en el cambio de color de la piedra.

Fumi Tokunaga, prefirió el que muestra la ría de Bilbao y sobre todo aquel que preside buena parte de la pared central de la Sala Santo Domingo y que evoca el duro percance que vivió Unamuno al inaugurar el curso académico en el Aula Magna de nuestra universidad, el 12 de octubre de 1936, a los pocos meses del comienzo de la Guerra Civil. Vemos a un serio y perplejo Rector del alma mater, una autoridad eclesiástica, falangistas con la mano levantada, militares empuñando armas…

Los comentarios a estas obras más el que hicimos al reportaje que televisión Castilla y León emitió hizo que nuestros alumnos de los cursos de lengua española expresaran su admiración por uno de los autores contemporáneos más polémicos y dignos de evocación.

Así cumplimos con el deber que nos impuso a los salmantinos al expresar su famosa frase “Salamanca, di tú que he sido”

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