De acuerdo, de acuerdo. El Carnaval ya lo celebramos hace 40 días y dimos paso a la Cuaresma: ayuno, abstinencia, sacrificios, penitencia. Y ahora nos toca la Semana Santa: explosión “turística” en todos los rincones del país “Resurrección” de costumbres nunca usadas o “bien desaparecidas” porque ya no tenían ningún sentido o porque sus practicantes o penitentes se habían dado cuenta de que la forma era excesiva y el fondo estaba vacío. Al final, si no hay público, no hay espectáculo. Si nadie nos mira no existimos. Pero lo hay ¡vaya que lo hay!. Aparecen por todas partes, llenan las calles de despistes y de miradas perdidas, aunque sus manos se aferran a sus bolsos o mochilas. No hemos cambiado mucho. Nuestra educación institucional no nos enseña a “ser buenos”, no nos enseña a respetar lo que no es nuestro o lo que no conocemos ni entendemos. Parece que sólo estamos aquí para producir “no se qué”, consumir “no sé cómo”  y morir “no sé cuándo”.

En nuestros Cursos de Español, en Salmínter, nuestros estudiantes siempre nos plantean el debate sobre la religión, su significado, funcionalidad. Sobre si es un “rito colectivo” o una disposición individual, un reconocimiento de nuestro vacío.

Pero parece que no cambiamos mucho. Sigo viendo mucho de los disfraces de Carnaval.

Cursos de español en España, Salmínter (Escuela de español)