Libros

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Los hay grandes, normales, pequeños, en miniatura. El tamaño importa…, o no. Lo hay rojo, verde, blanco y de todos los colores: azul, amarillo, negro, rosa, fucsia y multicolor.

Los tienes de cabecera, de bolsillo o de ciudad, amigo o enemigo, gordo, delgado, fino, elegante, de lujo o rustico. De misterio, de aventuras, de amor, de odios, sesudos y livianos. Llevaderos, insoportables, eternos o que se van en un suspiro; muchos, desconocidos, pocos manoseados, familiares, ingeniosos, sosos, entretenidos, cosidos o con hojas móviles. Agujereados, tachados, abrazados o distantes. A menudo perdidos, amontonados, almacenados, escondidos, prestados y hasta olvidados.

Libros que, a veces, han sido nuestra liberación o nuestra condena. Confesiones vergonzosas. Libros que huelen a cocina, a sueño, a humos. Versos solitarios y recurrentes. Amistades peligrosas, silenciosos, evocadores de recuerdos de otros seres, de nosotros mismos, curiosos, sencillos.

La tableta, la pastilla, la anoréxica talla que contiene lo infinito. El adocenamiento virtual del vecino desconocido. La interrogante de la forma, del volumen. El unísono uniforme. La ausencia de olor, de atractivo formal. El terrible abismo del inmenso sueño escondidos tras la primera y la última hoja. Un otoño deshojado, multitud y soledad. Frío, vigilado y vigilante. Ojo visto, misterioso, de implacable y turbadora mirada. Apetito de tráfico, presa inconsciente. Desnaturalizado.

Todos son libros, con hoja o deshojado. De familia, de registro, de muertos, de reclamaciones, de texto, de almas y de vientos, de bitácora, de entrada y de salida y unos mirarán y otros hablarán y toda la vida es un libro de una o muchas páginas en la que todo está escrito.

Fdo. Cursos de español en España, Salmínter (Escuela de español)

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