El origen de la diéresis: ¿Cómo empezamos a usarla?

origen de la diéresis

Aunque no se trata del signo más atractivo que podemos encontrar en los manuales de escritura y ortografía, lo cierto es que el español no sería lo mismo sin él, ya que la ambigüedad reinaría en nuestra lengua. Las cigüeñas y los pingüinos se llamarían de otra manera y los sinvergüenzas no existirían tal y como los conocemos.

Conocida también como «crema», la diéresis es un signo tan humilde que en nuestro idioma únicamente se usa sobre la letra «u» y solamente en las sílabas «gue» y «gui». Cuando nos la encontramos es para enfatizar que la «u» tiene que pronunciarse, porque no es lo mismo decir «paragüero» que «paraguero», ni suena igual referirse a los nacidos en Nicaragua como nicaraguenses que como nicaragüenses.

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La historia de la diéresis en España

Para conocer el origen de la diéresis, debemos remontarnos a la antigüedad. De hecho, su propio nombre procede del latín, que a su vez deriva del griego y que quiere decir separación o división. Es más, en medicina existe un procedimiento quirúrgico que se llama diéresis y que consiste en dividir los tejidos orgánicos.

En la ortografía española la diéresis ha existido desde sus inicios, encontrándola ya en la ortografía del Renacimiento. Eso sí, su mayor transformación tuvo lugar a principios del siglo XIX, cuando la RAE decidió en la octava edición de la Ortografía que la letra Q solamente podía ser usada en la secuencia «QU» y siempre junto con las letras «E» o «I», dando lugar de esta forma a las sílabas «QUE» y «QUI».

Esta modificación afectaría considerablemente a la diéresis, ya que hasta el momento la «QU» podía utilizarse con otras vocales, casi todas ellas en palabras derivadas del latín. De este modo, la palabra «quando» pasó a ser «cuando» y el número «quatro» se convirtió en «cuatro».

El problema surgía cuando la secuencia «QU» iba con las letras «E» o «I» y se necesitaba indicar que la «U» si tenía que pronunciarse. En estos casos, el problema se solucionaba añadiendo la diéresis, apareciendo palabras como freqüencia, cinqüenta, qüidado, qüerpo, seqüencia…

Sin embargo, hace poco más de medio siglo, la RAE decidió que todas estas palabras tenían que escribirse con «CU», por lo que la diéresis quedaría privada prácticamente de todas sus atribuciones.

No obstante, en la actualidad, la diéresis tambieén es usada como uso diacrítico, teniendo por objetivo señalar que la «U» tiene que pronunciarse.

Pero también existe otro uso más desconocido y casi bucólico. Por ejemplo, algunos poetas la usan en sus versos para romper un diptongo y dividir de esta manera en dos sílabas lo que al principio era una, lo que está relacionado con la métrica.

De hecho, Fray Luis de León usaba la diéresis justamente con este objetivo: «¡Qué descansada la vida / la del que huye del mundanal rüido, /y sigue la escondida…», escribió el místico en uno de sus poemas. Y este «ruïdo» escrito de esta manera quiere decir que la palabra debe ser pronunciada deshaciendo el diptongo, como «ru-i-do». Y también lo encontramos en este verso de Garcilaso de la Vega: «El dulce murmurar deste rüido, / el mover de los árboles al viento, / el suave olor del prado florecido».

La diéresis en otros países

Esta utilización de la diéresis, que en español tiene fines poéticos, se usa de manera cotidiana en otros idiomas, como es el caso del francés, donde se usa para señalar que dos covales juntas que normalmente formarían un sonido único, deben leerse por separado. Es el caso de palabras como naïve o Noël, que se pronunciarían de modo muy diferente si no llevaran la diéresis. Pero en esta lengua también se usa en la secuencia «GU» de una manera parecida al español, como en la palabra ambiguïté.

En los idiomas germánicos, sobre todo en el alemán, la diéresis tienen un uso un poco distintos. Hay que tener en cuenta que en esta lengua existen las vocales labializadas, es decir, vocales en las que hay que alargar los labios para pronunciarlas. Aquellas vocales que llevan la diéresis en alemán señalan que se tratan de vocales labializadas.

Pero la diéresis también puede encontrarse en el turco, en el neerlandés, en el griego, en el catalán, en el gallego, en el finés, en el estonio, en un dialecto del euskera, en el checo, en el húngaro, en el sueco, en el udmurto y en un dialecto italiano que se habla en la región de Emilia Romaña.

La cuestión es que en la mayoría de los idiomas no son muchas las palabras que suelen llevar diéresis, pero la verdad es que suelen traer de cabeza a muchos, pues suele plantear problemas de escritura. Y es que, por ejemplo, mientras algunas palabras no la llevan, sus derivados sí. Como en el español, donde la palabra lengua no la lleva, pero sus derivados «lingüistico» o «lengüeta» sí.

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